Continuamos hoy con nuestra serie de contenedores de reciclaje: hoy, el contenedor de resto, es decir, donde tiramos toda aquella basura que no tiene un contenedor específico (es decir, no es papel y cartón, ni vidrio, ni envases). Los nuevos contenedores de resto son grises con tapa naranja, sin embargo, puede que también lo encuentres en tu barrio en un tono beige con tapa verde o verde al completo. Incluso en zonas de contenedores subterráneos, donde identificaremos a este contenedor por el letrero de ‘basura’.
¿Qué tirar en él?
- Restos de alimentos
- Tapones de corcho
- Plásticos que no son envases ni envoltorios, por ejemplo, muñecos, maquinillas de afeitar…
- Pañales y compresas
- Arena de gato
- Cerámica y porcelana
- Goma
- Bombilla convencionales
- Papel y cartón que estén sucios de aceite o pintura.
¿Qué conseguimos con ello?
La bolsa de restos es recogida por los camiones de basura que lo llevan a la planta de reciclaje para valorar su potencial energético. Se obtiene compost, es decir, abono orgánico, que se emplea para abonar terrenos municipales o se vende a particulares, cuyos beneficios se usan para invertir en servicios públicos.
De los restos de los que se obtiene energía eléctrica y biogás, se emplea la energía para mantener la planta de tratamiento.
En cuanto al material no reciclable, se compacta y se deposita en el vertedero.
